El concepto de los clusters surge a principios de la década de los noventa como una manera de explicar la ventaja competitiva que se adquiere por medio de la localización y de la forma como las regiones pueden alcanzar mayores niveles de crecimiento y desarrollo económico, en función del aprovechamiento de las áreas donde se pueden crear este tipo de ventajas.
Los clusters son concentraciones geográficas de empresas e instituciones interrelacionadas que actúan en una determinada actividad productiva. Los clusters agrupan a una amplia de industrias y otras entidades relacionadas que son importantes para competir. Inclueyen, por ejemplo, a proveedores de insumos críticos - como componentes, maquinarias y servicios -, y a proveedores de infraestructura especializada. Cada frecuencia, yambién se extienden aguas abajo - hasta los canales y clientes - y, lateralmente, hasta los fabricantes de productos complementarios y empresas que operan en industrias relacionadas por sus habilidades, tecnologías e insumos comunes. Muchos clusters incluyen organismos gubernamentales y otras instituciones - universidades, agencias encargadas de fijar normas, centro de estudio proveedores de capacitación y asociaciones de comercio - que proveen entranamiento, educación, información, investigación y apoyo técnico. Los clusters alimentam la competencia, la cooperación y el vínculo informal entre las empresas y las instituciones, representan una forma de organización sólida, que ofrece ventajas en términos de eficiencia, eficacia y flexibilidad. (Schmitz, 1995; Quiroz, 1998)
De acuerdo con Michael Porter, los clusters son concentraciones geográficas de empresas interconectadas, suministradores especializados, proveedores de servicios, unidades empresariales de sectores afines e instituciones conexas, que compiten pero que también cooperan.
El mismo Porter ha planteado el Diamante de la Competitividad, según el cual el desarrollo económico de una región tiene que ver con la capacidad de la misma para generar conglomeraciones de empresas afines, en las que existan factores de producción altamente desarrollados, sectores auxiliares capaces de proveer bienes y servicios de calidad, demanda local madura y exigente y, finalmente, una competencia regional intensa que impulse la innovación, fuente indispensable para alcanzar ventajas.
Dentro de este esquema, los clusters resultan ser el elemento integrador que consolida la ventaja competitiva en los sectores de mayor potencial productivo. Su éxito depende de su capacidad para transformar ventajas comparativas derivadas de su ubicación geográfica y de las características económicas y tecnológicas que existen en esa ubicación, en ventajas competitivas dinámicas, capaces de mantenerse a través del tiempo.
Por lo general, los clusters no están relacionados con el sector agroalimentario, por lo que surgió otro concepto que puede ser considerado como un caso particular de clusters, que son los SYAL.
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